El barrio de Belgrano, históricamente con un precio por metro cuadrado no tan accesible, se pone a tono con los tiempos y baja de precio.
Mientras desde el gobierno intentan pesificar el movimiento del mercado inmobiliario bajo la suposición que eso implicará precios más acorde a los bolsillos comunes, la naturaleza hace sus propios planes.
Las últimas inundaciones inciden en una secuela económica, las propiedades han disminuido su valor, se calcula que entre un 15 % y un 25 %.
La Av. Crámer, interesante polo de atracción por la buena circulación de transporte y bien cuidado entorno, con excepción de las inundaciones, cuenta con una oferta de viviendas muy por debajo del valor cotizado por las inmobiliarias.
Aunque las aguas no hayan afectado a los inmuebles interesantes, el problema es la dificultad para circular en una ciudad en la que el problema no avanza en alguna solución.
Cada vez que llueve, el barrio se prepara para enfrentar problemas cada vez más inesperados.
Las calles afectadas implican una cuadrícula entre Blanco Encalada, Ciudad de la Paz, Echeverría y Cramer, considerada zona de riesgo para inundaciones.
Mientras el mercado en general, se mueve entre alquileres, con un CEDIN arrancando lentamente, las propiedades en la zona se encuentran disponibles para la venta y con un porcentaje negociable, cada vez más interesante.
Lo que para algunos es un problema, otros lo verán como una inversión, ya que se espera que en algún momento el Gobierno de la ciudad comience a prestar atención al problema.
Sobre todo en campañas electorales, el malestar vecinal en un mal negocio.
El jefe de Gobierno porteño, distrajo su presupuesto en obras de transporte que la ciudad no necesita, mientras se ocupa de culpar, sistemáticamente, al Gobierno Nacional por no avalar partidas de préstamo para las obras de ampliación del caudal de los arroyos Medrano y Vega, que afirma, fue frenado por la Presidenta; lo que era de Perogrullo, la política Nacional más clara que la Presidenta trasmite en la de no caer en endeudamiento, cuando además, está claro que no es necesario. Si el jefe de Gobierno, Mauricio Macri destinara presupuesto para el proyecto de inundaciones en vez de transporte que ni era necesario, ni era urgente, los vecinos de Belgrano vivirían otra situación.
Aunque toda inoperancia por parte de la jefatura de la ciudad quiera convertirse en un problema Nacional, en la realidad, la responsabilidad del jefe de gobierno es ineludible, sin embargo, el fenómeno del “Lanatismo”, “difama y triunfarás”, es una consigna Macrista de la primera hora.